Práctica 9. Taller de Pep Hernández
1. Resumen de la sesión. Pros y contras
El lunes 12 de mayo tuvimos el placer de asistir a una sesión dirigida por el profesor e investigador Pep Hernández. En este caso, acudía como desde su rol de formador de profesorado. La sesión duró tres horas y algo, con un descanso en medio. En todo momento, el centro fuimos nosotros, los futuros docentes. Pep trabajó desde el principio con los sesgos que teníamos acerca de la profesión y, lo que creo que es lo más importante, con los prejuicios que teníamos acerca de nuestra autoconcepción como docentes. Por lo tanto, no es un error afirmar que a lo largo de la sesión fuimos a la vez profesores que deben entender conceptos básicos sobre lo que es la educación y alumnos que se acercan a lo desconocido e intuyen sus propias capacidades. La sesión comenzó con una pregunta abierta, que buscaba remover y sacar de la zona de confort a todos los presentes: ¿qué implica ser profesor de Lengua y Literatura? Respuestas, miles, inacabables. Cada uno, con su concepción, con sus sesgos, con sus referentes y con sus contraejemplos. Ah, y con su experiencia más o menos positiva de las prácticas realizadas en el grado y en el máster.
A partir de aquí, Pep comenzó a hilar toda la sesión, planteando una autorreflexión acerca de las competencias que debía tener un profesor de Lengua y Literatura aplicada a cada uno de nosotros. Las competencias eran la de escritura, la de lectura, la de habla y la de escucha. Todos debíamos seleccionar la que pensábamos que era más fuerte y menos en nosotros. Tras este especio de puesta en común y normalización de los miedos docentes de cada uno, Pep propuso un ejercicio de creación literaria en el que el centro eran los sentimientos de cada uno. La premisa, una pregunta sencilla, directa y, claro, comprometida: ¿cuál es la última vez que has llorado? Voces entrecortadas, sedimentos de garganta seca con restos del café del club social que acabarían vomitados en un haiku que, al menos uno, acabaría leyéndose en voz alta. Ese fue el primer golpe que nos dio Pep, y, desde mi punto de vista, el más certero, el hallazgo más potente de toda la sesión, el de ir hacia el aprendizaje de literatura a partir de la emoción propia. El segundo, menos ligado al sentimiento, tenía que ver con una actividad de trabajo cooperativo con dos cuadros (Las tres gracias y Las señoritas de Avignon), con una técnica de folio giratorio, para después generar un texto de tinte académico con una palabra culta o extraña que pasara desapercibido. Al final, debía leerlo un componente del grupo. El ritmo de este último ejercicio fue lento, demasiado mecánico, sobre todo si se tiene en consideración el alto grado emocional del que veníamos con la actividad anterior. Eso sí, aquí, como en la otra, quedaba claro que se pueden trabajar todas las competencias que entran en juego en una clase de Lengua y Literatura y son esenciales para un profesor de la misma de manera sencilla y eficaz. Con esto, y con algunos comentarios de Pep, acabó la sesión.
2. Web de Pep Hernández
La riqueza de la web y del blog de Pep Hernández queda clara cuando une accede a ambos medios. En mi caso, he accedido a la primera y me he fijado especialmente en un recurso del apartado Porfolio. Me ha llamado la atención el proyecto Emocionario literario, sobre todo por su enfoque cooperativo y porque el centro es la literatura.

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